En 2001, Corinne Cachen creó el primer perfume Montblanc: Présence. Esta fragancia es la encarnación de una inteligencia extraordinaria, una individualidad única, la pasión por la vida y el romanticismo. Es la personificación de un hombre fuerte que aprecia la alta calidad, la elegancia y el lujo y, al mismo tiempo, es sensible y afectuoso, capaz de dar a la mujer una sensación de seguridad. La frescura de la bergamota combinada con la dulzura de las especias: así es como la composición Présence se abre de una manera misteriosa y acogedora. En la nota de corazón, el dulzor oriental ligeramente especiado contrasta con refrescantes acordes verdes de salvia, heliotropo y manzana. La nota de fondo recupera la calidez que enciende los sentidos con sándalo aromático, ámbar vibrante, almizcle y exóticas semillas de tonka. Las formas sencillas, casi ascéticas, del frasco de Présence dan la impresión de ser muy masculina. La botella combina las líneas suaves y redondas de la parte de vidrio con las formas firmes y nítidas de la base negra. Sin embargo, todo esto no entra en conflicto en absoluto, corresponde a los perfumes contenidos en su interior, que combinan armoniosamente la fuerza masculina y la dulzura.